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En 1977, la casita flotante se convirtió en un moderno edificio hospitalario, y en el programa de inauguración, el prefecto de la región pidió un minuto de silencio luego de expresar: “Cuando era niño enfermé gravemente, y hoy vivo gracias a la bondadosa atención de doña Ana; de otro modo nunca hubiera llegado hasta aquí para contarlo”. En 2018, 92 años después, tuve el privilegio de ver con mis propios ojos cómo la acción bondadosa de esta familia sigue cambiando vidas a través de la obra médico-misionera de lo que ahora es la Clínica Adventista Ana Stahl.

Al igual que Ana y Fernando Stahl, tú y yo somos escogidos por Dios para revestirnos de compasión y practicar la bondad hacia los demás. Quizá por ahora no tengas que viajar en barco tanto tiempo como ellos, pero sí puedes utilizar lo que Dios te da para ayudar a otros en el lugar donde estés.

Magaly

9 de febrero


La tapita de la plastilina

“El segundo es: ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo’. No hay otro mandamiento más importante que estos” (Marcos 12:31, NVI).

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