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Cuando en el cielo veamos esas manos con cicatrices, jamás olvidaremos cuánto hicieron en nuestro favor. ¿Quieres tocar esas manos?

Mirta

6 de febrero


Perdidos en Manila

“Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos” (Salmo 91:11).

¿Recuerdas si alguna vez te perdiste? A veces los niños pequeños se pierdan en el parque, o en un supermercado. A veces solo pierdes de vista a tus padres o a quien esté contigo por unos pocos segundos, pero eso es suficiente para que tu corazón casi se detenga.

Una vez, con mi familia nos perdimos todos juntos. Nos habíamos subido al auto felices, preparados para disfrutar un día de paseo en Manila. Como la capital de las Filipinas es una ciudad enorme y no la conocíamos bien, decidimos pedir prestado un GPS a unos amigos. Si no lo conoces, un GPS es una maquinita que te indica dónde debes doblar con el auto para llegar a tu destino.

No tuvimos problemas para llegar, pero a la vuelta, el GPS no quiso funcionar por ningún motivo. Así que tuvimos que avanzar por donde nos pareció mejor. Preguntamos a muchas personas cómo encontrar nuestro camino nuevamente, pero nadie sabía guiarnos. En parte, porque no hablábamos el mismo idioma. Cuando quisimos darnos cuenta, estábamos en un vecindario oscuro, totalmente perdidos.

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