Читать книгу Un rayito de luz para cada día онлайн
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Pero esta historia bíblica tiene un final feliz. Un día, David, quien ya era rey, buscó ser bondadoso con cualquiera que quedara de la casa de Saúl. Y Mefiboset fue llamado. Humildemente y con temor, el joven se presentó delante de David. Es posible que su voz haya reflejado temor, pues inmediatamente David lo tranquilizó, asegurándole: “No tengas miedo, porque sin falta ejerceré bondad amorosa para contigo por amor de Jonatán tu padre; y tengo que devolverte todo el campo de Saúl tu abuelo, y tú mismo siempre comerás el pan a mi mesa” (2 Sam. 9:1-7). Movido por un sentimiento de profundo aprecio, Mefiboset se postró ante David y dijo: “¿Qué es tu siervo, para que hayas vuelto tu rostro al perro muerto cual soy?” (2 Sam. 9:8). Estaba confundido por la bondad de David. Según la propia opinión de Mefiboset, él era totalmente indigno de aquello. ¡Su vida cambió para siempre!
Mirta
4 de febrero
“¡No me ignoren!”
“Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros” (Efesios 4:32).
Agotada, subí al autobús que me llevaría a casa nuevamente. Estaba embarazada y me sentía exhausta después de una larga mañana de actividades y clases. Pronto me sentí descompuesta. Rápidamente abrí la ventana e intenté respirar hacia afuera. Entonces escuché una voz cansada: