Читать книгу Un rayito de luz para cada día онлайн

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–Soy madre de seis hijos... Fui diagnosticada con depresión...

“Ay, otra vez me viene el malestar”, pensé. “Mejor sigo tratando de respirar el aire más fresco o voy a tener que bajarme del autobús”.

En un tono aburrido, la madre de seis hijos contaba su historia. Allí estaba, mal vestida, con el pelo graso y una figura triste. Allí estaba ella, suplicando un poco de dinero para sus hijos, y a nadie le importaba.

“Si la miro yo sola, me va a querer pedir todo el dinero a mí, ¿y qué voy a hacer entonces? Pero ¿cómo puedo no mirarla? Pobrecita... Uy, aquí viene otro mareo”, cruzaron los revueltos pensamientos.

Fue entonces cuando sucedió lo inesperado, y mi corazón recibió un sacudón que pocas veces volví a experimentar. Hubo un pesado silencio... y luego una suplicante y quebrada voz:

–Por favor, ¡no me ignoren!

Dos lágrimas saltaron como resortes hacia el borde de mis ojos. Sus palabras me hicieron ver cuán egoísta había sido. Jóvenes y adultos, la miramos con ternura, viéndola por primera vez no como alguien que venía a robar lo poco que teníamos, sino como alguien que no tenía a quién acudir.

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