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Después de varios días de intensa agonía, los padres de uno de los jóvenes secuestrados recibieron una llamada de parte de Mark Larsen, un hombre que vivía en Denver, Colorado, y que unos veinte años atrás también había sido secuestrado en la Argentina. En su llamada, Mark describió lo que con toda seguridad estaba ocurriendo a los dos jóvenes en su cautiverio; y pidió a los padres que, aun en contra de su voluntad, oraran no solo por su hijo, sino también por los plagiarios.

Hacia el final de la llamada, Mark expresó lo que me pareció la tesis central de la película: “No importa cuán desalentadoras parezcan las circunstancias; quiero que recuerden esto: cuanto más tiempo esos dos valientes jóvenes permanezcan en cautiverio, tanto más difícil será para los secuestradores mantenerlos bajo su poder, porque la luz en las tinieblas resplandece”.

¡Tremenda declaración! No es solo que la luz, por pequeña que sea, prevalece sobre las tinieblas. Es también que cuanto más tiempo brille esa luz, tanto mayores serán las probabilidades de que disipe las tinieblas más profundas.

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