Читать книгу Micky Ondas, un goleador de otro planeta онлайн

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Ene le mostró a unos trozos de carne cocidos, untados con mermelada de frambuesa, algo que no figuraba en sus archivos mentales. ¿De dónde habría sacado esa receta? Micky pensó que tal vez el programa de la cíborg no estaba tan ajustado. Pero no era lo importante en ese momento.

–Te sugiero que no me llames Ene, sino que me digas mamá –indicó–. Los niños aquí, por lo general no llaman a sus madres por el nombre. Puedes decirme madre, mamá, mami, o si necesitas algo puedes gritar “Maaaaaa…”.

–¡Shhh! –la silenció él–. Entiendo lo que me dices, Ene… digo, mamá.

Se sorprendió por llamar mamá a alguien que no lo era, aunque a partir de ahora lo sería en la Tierra.

–Mamá, si te parece bien, continúa con lo que estabas haciendo, que yo ordenaré mis ideas.

–A la orden –respondió la cíborg, que se sentó en el sillón, tomó el control remoto y empezó a mirar otra telenovela.

Micky consideró que él también debía llevar una vida terrestre normal. Estaba programado para realizar conductas humanas así que, por ser de noche debía dormir y, de paso, regenerar su avatar.

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