Читать книгу Ni una boda más онлайн

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No tienes tiempo para personas inestables y complicadas. Ya has estado allí, ya lo has hecho y perdiste hasta la camiseta.

Hubo un momento en que ella se había caído contra él. La broma de James Bond y la forma en que se burló del nombre de Pyro. El estremecimiento que recorrió su brazo después de que ella pusiera su pequeña mano en la suya.

–Por si no te has dado cuenta, McGuire –dijo Easton–, estás perdiendo. Entonces, ¿por qué demonios estás sonriendo?

Ford parpadeó con rapidez lo que lo devolvió al momento presente y resistió el impulso de apilar sus fichas, una vieja costumbre que había aprendido a reprimir.

–¿Qué uno no puede ser un hombre feliz?

–No –repusieron a coro.

–No cuando estás perdiendo –añadió Murph.

Easton repartía las cartas e hizo una pausa.

–Se trata de la hermana de Maisy, ¿no? ¿Nuestro chico está pensando en darle otra oportunidad al amor?

–Aww. Crecen tan rápido –dijo Tucker mientras se llevaba una mano al pecho de forma dramática.

–¿Qué es esto, el Club de los Gatos Artesanos? –preguntó Ford, haciendo alusión al grupo de señoras del pueblo que se reunía para hacer manualidades, chismorrear y que usaban sudaderas de gatitos–. Menos chisme y más póquer.

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