Читать книгу Hay quienes eligen la oscuridad (versión latinoamericana). Cinco mujeres desaparecidas y ningún culpable онлайн

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Asintió lentamente, con la mirada fija en la muñeca.

—La puedo reparar.

—¡Qué maravilla! —exclamó el señor Byrd, aliviado.

—Dos semanas. Un mes, quizá.

—El tiempo que necesite.

—Le informaré el costo una vez que empiece el trabajo.

—No me importa lo que cueste si la puede reparar.

Rory volvió a asentir. Colocó la bolsita plástica dentro de la caja, cerró la tapa y volvió a poner la traba.

—Voy a necesitar un teléfono donde ubicarlo —dijo.

El señor Byrd extrajo una tarjeta y se la entregó. Rory le dirigió una mirada antes de guardarla en el bolsillo: GRUPO ASEGURADOR BYRD. WALTER BYRD, PROPIETARIO.

Cuando Rory se disponía a levantar la caja para irse, el señor Byrd apoyó una mano sobre la de ella. Rory nunca había tolerado bien el contacto físico con desconocidos y estuvo a punto de dar un respingo.

—La muñeca pertenecía a mi hija —dijo él en voz baja.

El uso del tiempo pasado llamó la atención de Rory, que levantó la vista de la mano de él hacia sus ojos.

—Falleció el año pasado —reveló el señor Byrd.

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