Читать книгу Hay quienes eligen la oscuridad (versión latinoamericana). Cinco mujeres desaparecidas y ningún culpable онлайн
55 страница из 70
—¿Necesita ayuda?
La voz profunda y desconocida la hizo sobresaltarse. Dejó caer el collar dentro de la cesta y se volvió para encontrarse cara a cara con un desconocido. Un leve gemido escapó de su boca. El hombre estaba en el callejón, junto al sofá, pero ella sentía su presencia mucho más cerca. La luz del sol le oscurecía los ojos y lo iluminaba desde atrás, recortándole la silueta. Su sombra se extendía por el suelo del garaje, tan cerca de ella que se le puso la piel de gallina.
—Parece que se quedó a medio camino.
—No, no —dijo Angela sin pensar, mientras retrocedía hacia la puerta de servicio detrás de ella. Como regla general, evitaba mirar a los ojos siempre que fuera posible. Pero los huecos renegridos en el rostro del hombre eran demasiado misteriosos como para poder ignorarlos.
—La ayudo a empujarlo hasta la zona de recolección, si quiere —dijo el hombre—. Lo sacó para que se lo lleven, ¿verdad?
Angela negó con la cabeza. Pensó en las biografías de las mujeres desaparecidas que había armado. En los artículos que había estudiado. En el mapa de la ciudad que había marcado con los puntos de los secuestros y el pentágono amarillo que resaltaba la zona a evitar. Sintió el mismo temor que la noche anterior cuando el gato había salido de entre los contenedores. Había percibido una presencia extraña y había corrido de regreso a la casa antes de procesar la sensación. Y desde entonces, se había esforzado para aislar esa idea, suprimir el pensamiento de que había habido alguien en el callejón, observando desde las sombras. Si pensaba en eso y dejaba que el miedo encendiera las chispas de su trastorno de ansiedad, se volvería loca. Una vez que el fuego comenzaba a arder, ya no había forma de apagarlo.