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–Vamos a revisar todo el lugar –comenzó diciendo. Hubo murmullos de desaprobación, sobre todo por parte de la policía científica. Julia los ignoró–. Tenemos que hacerlo los que estamos porque, es posible que el Niño todavía no haya salido del museo –ahora los murmullos, pero de sorpresa, fueron de parte del personal del recinto.

Julia seguía caminando y hablando fuerte y pausado.

–Detectives, lamento decirles que esto no es un allanamiento –miró a Briceño–. No hay que romper nada. Este lugar está lleno de cosas viejas y delicadas. Por eso invité a los amigos del museo para que nos vayan diciendo cómo revisar cada sección. Adelante.

Durante la siguiente hora los detectives abrieron cajas con fósiles y esqueletos, debidamente supervisados por los encargados de cada área. Hallaron trilobites, meteoritos, huesos de milodón, coprolitos, conchas, y animales embalsamados. Pero nada que los llevara donde el Niño.

Julia se quedó pensando hasta que notó que el guardia la miraba amablemente con cara de pregunta.

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