Читать книгу Esther, una mujer chilena онлайн

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¿La mayoría de tus compañeras de curso van a entrar en la universidad? Samuel estudiaba en el Liceo de Aplicación, que por supuesto no era mixto. Prácticamente no conocía muchachas, excepto a sus primas. Lo poco que sabía del sexo femenino eran las fábulas y embustes que contaban sus amigos experimentados en la materia. Los más farsantes contaban sus hazañas en primera persona; otros más cautelosos se las atribuían a sus hermanos mayores. El cine y la literatura eran sus otras fuentes de información sobre el misterioso cerebro de las mujeres. Había leído Anna Karenina y Adiós a las armas, y había visto Lo que el viento se llevó. El amor verdadero, por consiguiente, no era desconocido para él. El misterioso era el otro, el cotidiano.

No sé si la mayoría; pero muchas. Si llegaron hasta el último año del colegio es porque pueden estudiar, le contesté cuando ya estábamos llegando a la pensión. Pero me extrañaría que se matriculen en Ingeniería. Así que si insistes en estudiar ingeniería, prepárate porque vas a seguir rodeado de hombres. Ofuscado, me aclaró que él no iría la universidad a buscar esposa.

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