Читать книгу El Pueblo del hielo 10 - Tormenta de invierno онлайн

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—¿Crees que aceptaríamos ayuda de los hijos de Satanás? —siseó él apretando los dientes.

—Pero sí podéis robarnos —espetó Villemo.

—Abandonasteis a los nuestros para que murieran —siseó él—. Mientras que vosotros guardabais comida para los vuestros.

—No, no es cierto —dijo Niklas con firmeza—. Y lo sabes a la perfección. Pregúntale a cualquier granjero. Solo eres testarudo. Te niegas a aceptar la ayuda que te corresponde por derecho por ser parte de la granja de Graastensholm.

El hombre apenas podía hablar debido al gran dolor que sentía y al agotamiento, pero, aun así, su mirada era furiosa.

—Entonces ¿cómo es posible que sois los únicos que aún tienen comida? Supongo que habéis hecho un pacto con Satanás, ¿no? Seréis castigados por eso, ¡cuando muráis!

—Tonterías —dijo Niklas mientras se agazapaba para inspeccionar a Eldar de cerca. El hombre retrocedió de inmediato.

—Basta con mirar tus ojos —dijo con desprecio—. Y los de ella —añadió señalando a Villemo—. ¿Acaso son ojos normales?

—Sí, lo son en nuestra familia.

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