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en cuanto pudorosas se nos muestran, lo cual de la virtud es diferente.
Con que vendrá como del negro el pérsico, de ésta toda virtud,
o su generación, como antes dije. Más nadie se envanezca
diciendo: «Yo la tengo por mi estirpe; porque son como dioses
los que tal gracia poseen, con exclusión de toda culpa Porque sólo Dios al alma lo da,
que ve en su persona
estar perfectamente; del modo que a algunos se adhiere la semilla de felicidad,
puesta por Dios en el alma bien dispuesta. El alma adornada con bondad tal
no puede permanecer escondida;
porque apenas con el cuerpo se desposa, la ostenta hasta la muerte.
Obediente, dulce y pudorosa es en la edad primera,
y su persona ornada de beldad en todas sus partes.
Es en la juventud templada y fuerte,
llena de amor y cortés alabanza, y sólo con la lealtad se deleita. Es en su senectud
prudente y justa, y generosa se oye llamar gozando en sí misma
con oír y hablar de la virtud ajena. Luego en la cuarta parte de la vida, con Dios de nuevo se desposa,