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II

Al principiar la exposición emprendida, para dar a entender mejor el sentido de la canción propuesta, es menester dividir aquélla primeramente en dos partes; en la primera de las cuales se habla a modo de proemio, en la segunda se continúa el Tratado. Y comienza la segunda parte al comienzo del segundo verso, donde dice: Uno imperó que quiso que Nobleza.

En la primera parte, además, pueden comprenderse tres miembros. En el primero se dice por qué me aparto del lenguaje usual; en el segundo digo aquello que es mi intención tratar; en el tercero pido ayuda a la cosa que más me puede ayudar; es, a saber: la verdad. El segundo miembro comienza: Y pues que me parece que es tiempo de esperar. El tercero comienza: Y comenzando, llama a aquel señor.

Digo, pues, que es menester que yo abandone las dulces cimas de amor que solían buscar mis pensamientos, y señalo la causa, porque digo que no es con intención de no hacer más rimas de amor, sino porque en mi dama han aparecido nuevos aspectos, que me han quitado ocasión para hablar de amor ahora. Donde se ha de saber que no se dice que los actos de esta dama sean desdeñosos y altivos, sino según su apariencia, como puede verse en el décimo capítulo del Tratado precedente, como otra vez digo que la apariencia se apartaba de la verdad. Y cómo puede ser eso, es decir, el que una misma cosa sea dulce y parezca amarga, o bien que sea clara y parezca obscura, se verá aquí suficientemente.

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