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VI
Más arriba, en el tercer capítulo de este Tratado, se prometió hablar de la elevación de la autoridad imperial y de la filosófica. Y por eso, una vez que hemos hablado de la imperial, es menester seguir adelante con esta digresión para ver la del filósofo, conforme a la promesa hecha. Y aquí se ha de ver primeramente lo que este vocablo quiere decir; porque aquí es más necesario saberlo que en el razonamiento de la autoridad imperial, la cual, por su majestad, no parece que pueda ponerse en duda.
Es preciso, pues, saber que autoridad no es otra cosa que acto de autor.
Este vocablo, es decir, auctor, sin la tercera letra, puede proceder de dos orígenes: el uno, de un verbo, muy abandonado, por el uso en gramática, que significa ligar palabras, es decir, auieo. Y quien bien lo considera en su primera voz, claramente verá que él mismo demuestra que sólo de unión de letras está compuesto, es decir, de sólo cinco vocales, que son alma y enlace de toda palabra, y compuesto de ellas por voluble modo para figurar imagen de enlace.