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Otros hubo, y tuvieron principio en Sócrates y luego en su sucesor Platón, que, considerando más sutilmente y viendo que en nuestras obras se pecaba por mucho o por poco, dijeron que nuestra obra sin exceso y sin defecto, mesurada con el medio escogido por nuestra elección, que es la virtud, era el fin de que ahora se habla; y lo llamaron obra con virtud. Y éstos fueron llamados académicos, como lo fueron Platón y Espeusipo, su sobrino; así llamados por el lugar donde Platón estudiaba, es a saber: la Academia; y de Sócrates no tomaron nombre, porque en su filosofía nada afirmó.

En verdad, Aristóteles, que tuvo por sobrenombre Estagirita, y Senócrates

Calcedonio, su compañero, por el ingenio casi divino que la Naturaleza había puesto en Aristóteles, conociendo este fin casi por el modo socrático y académico, lo limaron y trajeron a perfección la filosofía moral, Aristóteles principalmente. Y como quiera que Aristóteles comenzó a disputar andando de una a otra, fueron llamados -él y sus amigos, digo- peripatéticos, que vale tanto cuanto deambulatorios. Y como quiera que la perfección de esta moralidad fue cumplida por Aristóteles, el nombre de los académicos se apagó, y todos cuantos se unieron a esta secta son llamados peripatéticos, y tiene esta gente hoy el gobierno del mundo doctrinalmente, por doquier, y puédesela llamar casi opinión católica. Por lo cual se ve que Aristóteles es el guía y conductor de la gente con este signo. Y esto es lo que se quería demostrar.

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