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—Buenas noches —dijo en voz baja—. ¿Te importaría despertarme a las ocho?

—Si piensas levantarte.

—Pienso levantarme. Buenas noches, mister Carraway. Nos veremos pronto.

—Claro que os veréis pronto —confirmó Daisy—. E incluso pienso organizar una boda. Ven a menudo, Nick, y ya veré yo…, ay, cómo juntaros. Ya sabes… Encerraros sin querer en un armario, o lanzaros al mar en un bote, cosas así…

—Buenas noches —dijo miss Baker desde la escalera—. No he oído ni una palabra.

—Es una chica estupenda —dijo Tom al cabo del rato—. No deberían dejarla viajar así por el país.

—¿Quién no debería? —preguntó Daisy, fría.

—Su familia.

—Su familia es una tía que debe de tener mil años. Además, Nick la va a cuidar, ¿verdad, Nick? Jordan va a pasar con nosotros este verano bastantes fines de semana. Creo que tener un hogar le hará mucho bien.

Daisy y Tom se miraron un momento en silencio.

—¿Es de Nueva York? —pregunté inmediatamente.

—De Louisville. Allí pasamos juntas la adolescencia inmaculada. La adolescencia inmaculada y maravillosa…

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