Читать книгу Alfonso X. Esplendores y sombras del Rey Sabio онлайн

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Con cada paso que daba la reina, ¿la angustia se habrá amplificado tanto como sus dolores? Posiblemente en esas circunstancias la asediara un recuerdo. Un mal recuerdo de niña, cuando una gitana le había predicho que se casaría con un rey hispano, soberano de grandes virtudes con quien tendría ocho hijos e hijas, el primero de los cuales sería una de las más hermosas criaturas del mundo e incluso heredaría la corona de su padre. La adivina, sin embargo, le vaticinó que por blasfemar contra Dios ese primogénito terminaría desheredado de todas sus tierras, salvo de la ciudad en la que moriría sumergido en total infelicidad.

Cuando la comadrona lo creyó conveniente, dispuso que devolvieran la reina a la cama. Con ungüentos y consejos fue animándola a liberar al ser que anidaba en su útero. Todo era observado, sin la mínima intromisión, por uno de los tantos hombres que se hallaban en el cuarto. Era un médico judío de Toledo que doña Berenguela había hecho llamar. La Reina Madre confiaba en los galenos hebreos: cuando Fernando era pequeño, uno de ellos había logrado sanarlo de unas lombrices intestinales que amenazaban con consumirlo.

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