Читать книгу Lecciones sobre la Analítica de lo sublime: (Kant, Crítica de la facultad de juzgar, § 23-29) онлайн

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Escogí el ejemplo del juicio sublime porque responde claramente por su parte, es decir negativamente, al problema de la posibilidad de un sujeto y de una temporalidad estéticas (sublimes) constituidas a partir del modelo del Ich denke y de la temporalidad requerida por el pensamiento teórico. No parece discutible que hagan falta aquí las condiciones más elementales (las síntesis del tiempo) para la síntesis de un Selbst.

Ahora bien, este fracaso no impide de ninguna manera al sentimiento de lo sublime ser un sentimiento, es decir una «sensación» por la que un pensamiento, aquí reflexionante, esté advertido de su estado. Es verdad que este estado es complejo, ambivalente en cuanto a la calidad del juicio que está allí referido al objeto, ya que el pensamiento dice a la vez sí y no a este último, que le concede y le rechaza su «favor»: «atraído, angezogen», y «repelido, abgestossen» (85; 88). Queda que «el juicio mismo [que es el sentimiento sublime] no permanece sino estético, pues solamente representa, sin poseer como su fundamento un concepto determinado de un objeto, el juego subjetivo de las fuerzas del espíritu […]» (97; 103). Concluyo de eso que estas mismas propiedades que prohíben la deducción de un sujeto sublime son las que autorizan la mantención de lo sublime en el orden subjetivo.

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