Читать книгу Ella онлайн

4 страница из 17

El niño ya no llora. Solo jadeos y algún gemido de vez en cuando. No sabe si es mejor o peor. Pero el instinto materno le produce un escalofrío. Siente que algo no va bien. Y aún falta mucho. Vuelve el miedo. No llega, no llega… Ya sabe qué es perder un hijo. La otra vez fue una niña. Nació muerta. Lo sintió, le dolió, pero no es lo mismo. Con este ha experimentado algo nuevo. Es más suyo.

Ha entendido qué es ser madre. Allí arriba se lo dieron. Cuando llegó lo primero que vio fue unos niños corriendo. Al verla se pararon. No pasa mucha gente por allí. Allí, no es ni un pueblo. Una casa aquí, otra un poco más arriba, otras a lo lejos… y algunas ni se ven. Pero todos forman una comunidad.

A ella le pareció el paraíso. Las casas son sencillas. Casas de madera por fuera y de vacío por dentro. En algunas solo hay un colchón en el suelo, un espacio que hace de cocina, una escopeta para cazar algo si se tercia y, el siempre imprescindible bote de gasolina. Otras tienen algo más, poco más. Todas ligeramente elevadas sobre el suelo.

Правообладателям