Читать книгу Un despropósito ecuatorial. Volumen I онлайн

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Conforme a la crónica de Fernando Ballano, la relación entre el gobernador, los finqueros y los religiosos solía ser un ´tira y afloja´ a tres bandas en el que todos reprochaban a todos. Los claretianos se quejaron en Madrid de que su trabajo no surtía efecto a causa de los impedimentos que les ponía el poder político (según el autor lograron incluso la destitución de algún gobernador).160 Ángel Barrera especialmente tuvo muchos conflictos con ellos. En general los gobernadores estaban hartos de las protestas de los misioneros. Y eso que entre otros muchos beneficios los claretianos obtenían fácilmente tierras gratis: Ballano relata cómo cualquier lugar en el que se instalara una capilla daba derecho a recibir diez hectáreas de terreno, por lo que éstas se multiplicaron aunque consistieran en una simple cruz.

Los propietarios de fincas por su parte tampoco tenían habitualmente una buena relación con los religiosos. Y éstos acusaban al gobernador de claudicar ante los intereses de aquéllos …de fondo lo que se evidenciaba era una sorda lucha por el poder.

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