Читать книгу Un despropósito ecuatorial. Volumen I онлайн

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En algún momento la guardia colonial fue utilizada para reclutar a la fuerza braceros en el continente y enviarlos a Fernando Poo, imitando la estrategia que seguían los portugueses entre Angola y Santo Tomé. Claro, en Bata había que retenerlos en la cárcel para evitar que se escaparan mientras esperaban el embarque.

Surgió la figura del reclutador, que era quien conseguía aquellos trabajadores tan apreciados (en el sentido de que tenían el precio -muy barato- puesto). Con frecuencia los gastos para pagar al reclutador y llevar a la isla al trabajador eran descontados de la paga del propio bracero.

Ya hemos comentado que los bubis solían resistirse a trabajar obligados (también los playeros) y abandonaban con frecuencia las fincas. La Cámara Agrícola exigía mano dura contra los fugados -no solo ellos, hubo fernandinos negros adinerados, como Maximiliano Jones, que compartieron ese empeño-. Muchos consideraban que Barrera, que con una mano reprimía y con la otra trataba de implementar una política de atracción, era demasiado blando.

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