Читать книгу Un despropósito ecuatorial. Volumen I онлайн

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En aquel contexto interesaba mostrar a los peninsulares cómo era nuestra presencia colonizadora en el golfo de Guinea. Arietes de la fe y Santiago y cierra España. Expusieron sin pudor a los negros africanos. No era tan raro. En otros lugares de Europa también había zoos humanos.

Según Valbuena, citando a Luis Ángel Sánchez, 58 guineanos mostraron su propia existencia.183 Aquí hay un baile de cifras. Dice Nerín:

García Loygorri, el funcionario que había colaborado con Ayala en las redes negreras, se encargó de seleccionar a los 85 indígenas.184

58 u 85. Lo mismo da. Conforme al catálogo, se mostraban con sus maneras y costumbres. Parece que Ayala prestó también uno de los chimpancés que tenía como mascota para que lo exhibieran con los negros.

Triunfaba la curiosidad por lo exótico. Gorilas disecados -aún no habían llevado a Barcelona a Copito de nieve -, mapas, cráneos humanos, cayucos, catecismos en lenguas locales…

Por diabluras de las organizaciones, además de la Exposición Iberoamericana de Sevilla aquel mismo año de 1929 fue celebrada también la Exposición Internacional de Barcelona.

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