Читать книгу Un despropósito ecuatorial. Volumen I онлайн
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Entre altercado y altercado, en 1763 España se había visto obligada a devolver -otra vez- a Portugal Colonia del Sacramento.
Sobre la dichosa Colonia -de ida y vuelta- yo escribí, después de un viaje:
La historia es interesante
-de interés- en este enclave.
Y aquí el hablar de intereses
remite a los portugueses,
para quienes el control
del fortín era importante
para vigilar las naves
e implicaba un desafío
al viejo imperio español
en su pugna por el río.
Deambulando por sus ruinas,
sus murallas… los cañones
que miran a la bahía
y los restos del convento,
enseguida te imaginas
cómo debió ser el cuento:
colonos, indios, misiones,
soldados y bayonetas.
Hoy en cambio hay pizzerías
y alquiler de bicicletas.21
El haber expulsado a los curas anticipaba un nuevo acuerdo con los portugueses. Y es que Floridablanca, que ejercía como ministro de exteriores de Carlos III, en su particular partida de ajedrez pensó que le era más útil acercarse al rey de Portugal que pelear contra él, habida cuenta de que al mismo tiempo necesitaba mantener a raya a los ingleses. Por eso fue que empujó a España para que participara en la guerra de independencia de los Estados Unidos.