Читать книгу Un despropósito ecuatorial. Volumen I онлайн

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El periódico The New York Herald decidió entonces organizar una expedición de rescate (Livingstone ni había pedido ser socorrido ni quiso nunca regresar a Inglaterra -solo lo llevaron de vuelta a Londres después de muerto para enterrarlo en la abadía de Westminster-). En 1871 Stanley lo encontró en una aldea llamada Ujiji y pronunció la famosa frase Dr. Livingstone, supongo que ha sido repetida hasta la saciedad con mucha gracia en las viñetas de Forges.

Hay otra cita menos famosa del mismo explorador dedicada a la isla de Fernando Poo. Constituye un excelente diagnóstico, sintetizado en una sola frase:

…es la joya del océano, pero una joya en bruto que España no se toma el trabajo de pulimentar.52

Más tarde Stanley marchará al Congo para ponerse al servicio del rey belga Leopoldo II, un personaje siniestro que administró con crueldad un territorio noventa veces más grande de lo que es Bélgica. Se dice que su régimen provocó la muerte de millones de personas. El muy cabrón. Joseph Conrad trabajaría un tiempo en el río Congo como capitán de un barco de vapor y con esa experiencia publicaría en 1899 El corazón de las tinieblas, el libro que inspiró a Coppola la película Apocalypse Now. Ya sabe, Charlie no hace surf y Me gusta el olor a napalm por la mañana.53

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