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Claro que como la aspiración de cualquier gobierno es mantener el orden (muy a menudo por encima de la justicia), la bobada que dijo Rajoy tiene su trasfondo: desearía que la significación fuera efectivamente por contraste, y que por ende un vaso no tuviera otro remedio que ser un vaso porque no es un plato. Tratan de apoyarse en el lenguaje para instaurar un orden ficticio y así quedar como dios. Son creyentes -en lugar de pensantes-15 e imaginan que las cosas han estado siempre ahí, esperando a ser nombradas (y de paso gobernadas) por ellos. Es el debate clásico entre esencialismo y nominalismo. Una de las herencias que nos legaron Platón y Aristóteles.

Otros autores sin embargo, como Peirce,16 advierten que por eficaz que resulte eso de ´significante/significado´ es un modelo demasiado simple para resultar creíble, porque se olvida de un tercer elemento que debería ser inolvidable: el interpretante (no estoy seguro de si sería un sinónimo del sujeto lacaniano, yo creo que sí).

Parece que se han olvidado interesadamente de nosotros.

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