Читать книгу El fascista estrafalario. Volumen II онлайн

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Nació, por poco, en el siglo XIX. El 2 de agosto de 1899. O sea, inmediatamente después del desastre del 98 provocado por la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, y la consiguiente asunción por parte de la sociedad española de que se había quedado sin colonias. Era mentira, restaban todavía el Sahara, Ifni, Fernando Poo y Río Muni -y no menciono Ceuta o Melilla porque ése es un berenjenal en el que no quiero entrar-. Esa circunstancia tuvo consecuencias en la vida política y en el debate de las décadas posteriores que marcaron sin duda el pensamiento de Giménez Caballero.

España tuvo además que recibir a los soldados repatriados de la guerra. Desmoralizados, sin trabajo y muchos de ellos mutilados. La sociedad no fue precisamente generosa y se les responsabilizó de alguna manera del desastre. El libro España salvaje lo refleja bien.9 Quizás la única concesión hacia ellos haya sido el monumento a Eloy Gonzalo en la plaza de Cascorro de Madrid (el corazón del Rastro). Por cierto, es inusual que en la estatua de un soldado lo que le pongan en las manos sea una cuerda, un bidón de gasolina y una mecha. Da idea de cómo debieron de ser algunas batallas.

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