Читать книгу El fascista estrafalario. Volumen II онлайн

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El lugar era absolutamente asombroso. Deslumbrante. En aquel momento los ambientes estaban decorados con libros auténticos de siglos anteriores. Debieron durar muy poco, porque años después volví a pasar por allí y habían sido sustituidos por otros que imitaban a antiguos.

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A mediados del siglo XVII el convento de Santo Domingo de la ciudad de Guatemala tenía las posesiones siguientes: un ingenio de hacer azúcar situado en el valle de Salamá, nombrado San Jerónimo, ´corriente y moliente´,63 con más de 150 esclavos negros, hombres y mujeres, de diferentes edades y nombres …este convento albergaba en 1688 a 51 sacerdotes.64

No debe de sorprender; las órdenes religiosas fueron -sin ningún tipo de reparo moral- dueñas de muchísimos esclavos de origen africano. Hoy en Paraguay casi nadie lo recuerda, pero la actual plaza Uruguaya de la capital era en origen la ranchería de esclavos de un convento. Los dominicos albergaban a los suyos en Tavapy, los mercedarios en Areguá y los jesuitas en Paraguarí.

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