Читать книгу El fascista estrafalario. Volumen II онлайн

65 страница из 123

Las inquisiciones al inicio fueron varias, ligadas desde el principio a los dominicos. A fin de evitar la dispersión Gregorio IX impuso la autoridad directa del Papa y en 1252 Inocencio IV complementó la medida autorizando la tortura. Hasta el nombre de la bula con la que lo hizo suena siniestro: Ad extirpanda. Una vez visité el palacio donde funcionó en Cartagena de Indias. También una exposición de artilugios auténticos de la inquisición, y eran realmente horripilantes. Para diseñar algunas de aquellas torturas había que ser diabólicamente retorcido.

Ha habido quien ha querido buscar el origen de la palabra dominico en domini canis, una expresión que significa ´los perros del señor´ -como ´los perros de la guerra´ de Frederick Forsyth, pero en latín-65 en lugar de como referencia a Domingo de Guzmán. No es cierto. Obvio; el refranero popular sabe que perro no come perro y una de las víctimas más célebres de la inquisición, Giordano Bruno, fue precisamente un dominico. Dicen que cuando escuchó el veredicto el bueno de Giordano exclamó:

Правообладателям