Читать книгу Polarizados. ¿Por qué preferimos la grieta? (aunque digamos lo contrario) онлайн
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Lo cierto es que en sus comienzos, el PRO se presentaba liviano de ideología, fomentaba un desapego por la cosa pública, distante de ese aspecto racional de la política (los principios, las plataformas, la ética de la responsabilidad) y aspiraba a ciudadanos que se sumaran al proyecto con poca carga de pasado, sin importar de qué historia venían, con escasos y difusos compromisos programáticos. Bajo este “nuevo paradigma”, la política sería más parecida a la administración mínima de las cosas que a la realización de un ideario cargado de responsabilidades históricas. Sin embargo, algunos años más tarde, en 2019, ese mismo partido –sumado ahora a una coalición– nos propuso sumarnos una batalla final: ir a una guerra por la salvación del alma, de la libertad y de la república y evitar el desembarco de la dictadura castrochavista que traía el Frente de Todos (FdT). ¿Qué ocurrió en el transcurso de tan pocos años para semejante metamorfosis en el tono y en el discurso político de ese espacio? La transformación discursiva del PRO obedeció, entre otros factores, al contexto de polarización, del cual es causa y consecuencia como toda acción política.