Читать книгу Polarizados. ¿Por qué preferimos la grieta? (aunque digamos lo contrario) онлайн

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Finalmente llegamos al 2020, año que, desde el punto de vista que desarrollamos en este libro, funcionó como el test final, como el examen más exigente que puso en evidencia la vigencia, la fuerza vinculante, y el magnetismo con el que actúa la ley de la polarización que rige sobre el escenario sociopolítico argentino. Rebobinemos al mundo pre-pandémico:

En octubre de 2019 triunfaba el FdT con un candidato que hacía eje en la recuperación del diálogo como herramienta política central. Nos podemos preguntarnos si, efectivamente, la promesa dialoguista había sido una motivación fundamental a la hora de explicar aquel resultado. Lo cierto es que, tras la sorpresa electoral, muchos análisis políticos insistieron sobre aquella explicación, desprovista por cierto de alguna clase de respaldo empírico. Los argentinos habían elegido “diálogo”, habían elegido un estilo. En cualquier caso, el candidato, y luego presidente, parecía decidido a cumplir ese contrato electoral que se interpretaba como un reclamo de moderación de las formas: entrevistas a todos los periodistas y en todos los canales, convocatorias a opositores a toda clase de mesas y ámbitos, etc. Incluso una “misa de reconciliación” como símbolo del inicio de una nueva etapa: dos días antes de asumir, Alberto Fernández compartió con el (aún) presidente Mauricio Macri una misa convocada por la Conferencia Episcopal Argentina en la basílica de Luján. No se podían sumar más gestos y signos para pensar una etapa de reconciliación.

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