Читать книгу Polarizados. ¿Por qué preferimos la grieta? (aunque digamos lo contrario) онлайн

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Podemos advertir también los efectos de ese contexto en la cuasi extinción de otro concepto político y comunicacional que tuvo enorme presencia en los años recientes: la ancha avenida del medio. Desde esta perspectiva, la “grieta” era una cuestión de una minoría política que tercamente insistía en peleas artificiales, cuando la mayoría silenciosa de “la gente” en realidad demandaba consenso, moderación y diálogo. Desde esta perspectiva, lo más racional sería situarse electoral e ideológicamente en el centro. Este camino lo recorrieron fuerzas y dirigentes de muy distinto color político. El final es conocido: tales hipótesis no se verificaron en los hechos: los diferentes procesos electorales fueron centrifugando las propuestas de centro, estableciendo una suerte de “modo balotaje permanente y de hecho”, (1) mientras que los dirigentes más destacados de la propuesta “anchaavenidista” (Miguel Pichetto, Sergio Massa, Margarita Stolbizer, entre otros) terminaron incorporándose a algunos de los dos polos protagonistas del enfrentamiento que ellos se proponían disolver.

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