Читать книгу Un mundo made in China. La larga marcha hacia la creación de un nuevo orden mundial онлайн

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Y es en ese devenir que se produce la aparición de buques de guerra extranjeros sobre el río Yangtze, un elemento vital en China. Ancho y de canal profundo, es el más grande del país. Por allí, los cargueros oceánicos pueden fluir hasta Wuhan, y las embarcaciones más pequeñas pueden incluso llegar a Chongqing. La presencia de barcos de guerra extranjeros en ese río se remonta al final de la Segunda Guerra del Opio.

El Tratado de Nanjing estipulaba que el gobierno del emperador Qing debía abrir cinco puertos costeros a lo largo del Yangtsé (Ningbo, Xiamen, Shanghai, Fuzhou y Guangzhou), para que los extranjeros residan y lleven a cabo actividades comerciales (básicamente, para que los británicos pudiesen comerciar, pero en los hechos abarca a todos los habitantes de origen occidental), y dándole la posibilidad de contar con derechos legales extraterritoriales especiales en favor de los buques foráneos para transitar y controlar libremente el río.

Los puertos de los diferentes tratados se convirtieron rápidamente en ciudades sino-extranjeras donde el foráneo jugó un papel cada vez más importante en la urbanización de China. Cada puerto de cada tratado era dominado por un asta con una bandera blanca del consulado de Su Majestad (británica). Las instituciones extranjeras del lugar, incluido el club, el hipódromo y la iglesia, eran gobernadas por un cónsul británico secundado por los colegas de otras naciones, todos protegidos por cañoneras amarradas en el puerto. En Guangzhou, Xiamen y Fuzhou, la comunidad extranjera consiguió algún grado mayor de protección al establecerse en una isla. En otros (como Ningbo y Shanghai) los extranjeros ocupaban un área separada de la ciudad china por un río, canal, arroyo u otro tipo de camino acuático; estos enclaves costeros comenzaron como ramificaciones de la cultura occidental, como ciudades con colonias europeas. En definitiva, hacían las veces de puestos de avanzada del Imperio. Pero desde el principio tenían un componente chino, porque los extranjeros necesitaban sirvientes y comerciantes locales, tanto como la misma clase alta china.

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