Читать книгу Tú y yo онлайн

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Cuando llegó le dije que estaba muy guapa y, sin más, le solté que era yo quien le estaba mandando los regalos. Ella se quedó blanca. Recuerdo su expresión de no entender nada, mientras yo me rompía por dentro al entender que eso era un claro «no, gracias». Había imaginado una reacción muy diferente, como que me miraría a los ojos para decirme que sentía lo mismo, que me rodearía con sus brazos sin palabras y que nuestros corazones latirían al unísono, incluso que me besaría dulcemente en los labios… Pero nunca imaginé esa mirada fría y esa decepción y desprecio al ser conocedora de semejante noticia.

—No quiero saber nada más —me dijo y se fue, dejándome allí plantada.

Pudieron pasar más de diez minutos hasta que me recompuse y volví a mi ser. Me dirigí a la primera cabina telefónica a contarle a mi amiga Cristina lo que había pasado y a que me consolara en mi primera decepción en este nuevo mundo que se abría para mí. Era finales de mayo de 1987 cuando me dieron mis primeras calabazas y tuve que curar mi primera herida por una mujer. Necesitaba salir de Burgos e irme muy lejos, aunque antes quería aprobar los exámenes finales. A partir de ese día Juana procuraba no coincidir conmigo y yo me fui distanciando de la pandilla.

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