Читать книгу Tú y yo онлайн

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Llegamos muertas y con los pies llenos de ampollas. Nuestra sorpresa fue que cuando llegamos no teníamos camas. Estaban todas ocupadas. Llamamos al que nos abrió la puerta y este les pidió a dos chicos nos dejaran las dos literas donde estaban acostados. En otro momento me hubiera muerto de asco, pero en ese instante estaba exhausta. Demasiadas emociones y mucho cansancio acumulado por el largo viaje del día anterior y todo el día caminando, así que cerré los ojos y me tumbé en una de las literas que aún estaba caliente. En mi cara se debía dibujar una enorme sonrisa, hacía tiempo que no me sentía tan viva. Mi cansancio hizo que me venciera inmediatamente el sueño. Esa misma noche decidí que iba a aprender a hablar francés.

Y así seguimos disfrutando de París durante cuatro días más. A veces tan solo comíamos un trozo de fuet y un quesito, pero merecía la pena ver tanto derroche de belleza: los Campos Elíseos, la Torre Eiffel, el Louvre, Notre Dame, los jardines de Luxemburgo, el centro Pompidou, el Arco del Triunfo…

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