Читать книгу Tú y yo онлайн

37 страница из 65

Luego decidimos ir a tomar algo por el barrio. Yo pedía Coca-Cola Light o té y en ningún sitio había; a cambio, nos ofrecían unas cartas con productos que ni Evita, ni yo entendíamos en absoluto. Al día siguiente, supimos que eran cartas que solo contenían distintos tipos de droga.

Volvimos al hotel, y bueno… Yo apenas dormí. Estábamos los cuatro en la misma habitación. Era muy grande y tenía dos camas, y a la parejita no se le ocurrió otra cosa que fumarse un porro y luego darse un buen revolcón. Al principio, me ruboricé mucho al darme cuenta de lo que estaban haciendo; sin embargo, lo único que quería era conciliar el sueño, pero sus gemidos y ruiditos no me dejaban.

El día siguiente fue mágico, paseando por los canales de Ámsterdam y, sobre todo, recreándome con las pinturas de Van Gogh.

Habíamos planeado llegar a Inglaterra en ferry. Salimos de Zeebrugge rumbo a Hull. El viaje duró casi un día, más de dieciséis horas. De nuevo, no dormimos. Conocimos a un montón de gente nueva y yo probé una pinta de cerveza negra, que se me subió a la cabeza, y como el barco se movía mucho acabé mareada y vomitando.

Правообладателям