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—Te he invitado a una copa, así que de eso nada.
Intenta atraerme hacia sí y le pongo las manos en el pecho para mantener las distancias. Mala idea. Las agarra y tira de ellas para pegar mi cuerpo al suyo.
—Déjame en paz —mascullo, y muevo la cara para que no me bese. Me hace retroceder hasta que nos escondemos junto a la pared, donde es más difícil que nos vean.
—Vamos, no te hagas la difícil.
Me va a estallar la cabeza. Parece que la habitación entera da vueltas y no puedo respirar. Soy perfectamente consciente de que estoy a punto de sufrir otro ataque de ansiedad y eso tan solo empeora la situación.
—Suéltame —le exijo, pero mi voz suena débil.
—Calla.
Intenta presionar su boca contra la mía. Me resisto tanto como puedo y, recurriendo a mi última esperanza, lo piso con todas mis fuerzas y subo la rodilla para darle en la entrepierna. Sean se aparta con un chillido estrangulado. No siento ni una pizca de lástima. Mi mente trabaja a tanta velocidad que no sé qué hacer. No puedo lidiar con esto yo sola. Necesito encontrar a Chloe. Me alejo lo más rápido posible, pero no he reaccionado a tiempo.