Читать книгу Dimelo cantando онлайн

20 страница из 120

Un rostro se cuela entonces en mi campo de visión.

—Eh, nena, ¿ocurre algo?

Menos mal que estamos a oscuras, porque no quiero que Sean vea que estoy a punto de echarme a llorar. Asiento con rapidez y lo rodeo para dirigirme a la barra. Si quiero encontrar a Chloe, tengo que alejarme de la multitud. No soy tan egoísta como para obligarla a volver conmigo a la residencia, pero no puedo irme sin avisarla.

—¿Qué pasa? —Sean viene pisándome los talones. Hago oídos sordos y sigo buscando a mi amiga—. ¡Eh! —insiste, impaciente, y me agarra para que lo mire a los ojos.

—Me voy a casa.

Rehúyo su mirada e intento zafarme de su agarre, pero no me lo permite. Suelta una risotada amarga que me manda un mal presentimiento.

—¿Me estás jodiendo?

Lo miro confundida.

—¿Qué?

—¿Esto es lo que te va? ¿Calentar a los tíos y después dejarlos tirados? No pensé que fueras tan zorra.

Cuando vuelvo sacudir el brazo para que me deje ir, sus dedos se me clavan con más fuerza en la piel.

—Suéltame —ordeno, sin dejar de moverme—. He dicho que me voy a casa.

Правообладателям