Читать книгу Dimelo cantando онлайн

29 страница из 120

—Yo también he tenido el corazón roto. Te prometo que, aunque ahora pienses que no hay salida, acabarás superándolo.

Siento una punzada en el pecho. Parece que es más obvio de lo que creía.

—Es una larga historia —contesto, incómoda.

—Lo sé. Espero que me la cuentes algún día, porque pienso patearle el culo al imbécil que te haya hecho esto.

Me obligo a sonreír. Ella me abraza una última vez antes de dejar la habitación.

Ahora que estoy sola, mi sonrisa se desvanece. Me recojo el pelo mojado en una coleta y me enfundo unos vaqueros y una sudadera ancha y cómoda. He mentido a Chloe. Es imposible que vuelva a pegar ojo. En busca de una distracción, me tumbo en la cama y enciendo el móvil. Da igual que no haya revisado mis mensajes desde anoche; no tengo ninguna notificación. El número de personas a las que les importo actualmente se reduce a cero. O a una, si consideramos a Chloe. A tres, si tenemos en cuenta a mamá y a papá.

Vamos a dejarlo en una.

En Mánchester tampoco era muy popular. Aunque tuve amigos, no me abrí lo suficiente. No tenía la intención de conectar con nadie. Ahora miro atrás y me alegro de no haberles dado una oportunidad, pese a que en ese entonces no sabía el tipo de persona que eran y lo que me harían. No han vuelto a ponerse en contacto conmigo desde entonces, y menos mal. Me pregunto si Alex y los chicos también se habrán topado con personas a las que desearían no haber conocido.

Правообладателям