Читать книгу Mejor no recordar онлайн

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—¡Aquí es! —gritó Sofía devolviéndome a la realidad—. ¡Llegamos!

Nos bajamos del taxi y llamamos al telefonillo. La voz de Jorge, con una fuerte e intensa música de fondo, se escuchó al otro lado, antes de abrirnos. Subimos por el ascensor en silencio, aprovechando aquellos segundos para mirarnos al espejo y repasarnos el maquillaje. Llegamos al décimo piso y, nada más abrir la puerta del ascensor, Jorge nos estaba esperando con una botella de tequila en la mano. Como de costumbre, llevaba una camisa azul de rayas y unos pantalones beige. Su pelo castaño claro sobre la frente, recién cortado probablemente, dejaba a la vista sus intensos ojos marrones.

—Hola, bombones, ya estabais tardando en llegar. Como castigo, antes de entrar, tenéis que tomaros un chupito de tequila. —Todas se rieron y abrieron la boca, echando la cabeza hacia detrás para que Jorge vertiera en ella parte de la botella. Yo al principio me mostré un poco más reacia. Odiaba los chupitos, ya que nunca me sentaban bien. Pero, al final, me lancé. Mientras el tequila se deslizaba por mi garganta, sentía como el paladar me ardía y un escalofrío me recorría el cuerpo.

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