Читать книгу Mejor no recordar онлайн

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Entré con decisión en el restaurante y, sin preguntarle al camarero, me dirigí a ellas.

—¡Hola, chicas! —dije entusiasmada al volverlas a ver.

—¡Ale! —gritaron todas al unísono, mientras se levantaban para abrazarme.

—¿Qué tal las vacaciones? ¿Has podido desconectar? —me preguntó Julia mientras me sentaba entre ella y Sofía, en el único sitio libre que quedaba en la mesa.

—Sí, la verdad que sí. Como os dije he estado en casa de mis abuelos en Málaga, y la verdad es que fenomenal. Ha hecho muy buen tiempo, y he podido dar paseos por la playa.

—¡Qué envidia! En Santander no ha dejado de llover —comentó Sofía mientras cogía la botella de vino blanco de la cubitera y me servía una copa.

—Bueno, chicas, ahora que estamos todas —comenzó Carlota—, quiero deciros que… ¡me mudo a Inglaterra en verano! A Miguel le han cogido en el trabajo que quería para empezar en septiembre y he decidido irme con él.

—Pero qué buena noticia. ¡Enhorabuena! Miguel tiene que estar supercontento —exclamó Ana.

—Sí, lo está —contestó Carlota—. Está muy emocionado. Los dos lo estamos.

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