Читать книгу Sexualidad y violencia. Una mirada desde el psicoanálisis онлайн

15 страница из 43

[…] eso va de las cosquillas a la marca violenta. Debe también añadirse, en lo feminicidios, el ácido que permite marcar el cuerpo que se desfigura. En el feminicidio podríamos hablar de una absolutización ordinaria del goce que viene a velar el agujero de la no relación sexual14.

La ley, que siempre va por detrás de la realidad social, se muestra impotente para regular el goce —un concepto fundamental en psicoanálisis desde que Jacques Lacan lo pusiera en circulación—, ese goce en ocasiones mortal del que están poseídos los hombres que agreden a mujeres con las que están o han estado sentimentalmente relacionados, agresiones que van de lo verbal a lo físico y que en determinadas circunstancias llegan a provocar la muerte de la víctima. Está empíricamente comprobado que en este tipo de crímenes, caracterizados por la liberación de una pulsión homicida y la renuncia a respetar los límites que la ley impone al goce, la amenaza de castigo que establecen las leyes penales carece del efecto disuasorio que sí puede operar en otros sujetos y en otros tipos delictivos. Cuando está en juego el odio como pasión, toda reflexión acerca de las consecuencias que su acción pueda deparar, no detiene al agresor. De ahí que a esta clase de crímenes se les calificara tradicionalmente en la doctrina, la jurisprudencia y la crónica de sucesos como “crímenes pasionales”. De ese modo se pone el acento en los hipotéticos motivos que pudieran impulsar la acción del ejecutor, se deja en un segundo plano o, pura y simplemente, se ignora a la víctima, hasta el punto que —como se expresa en el artículo 21.3ª causa del Código Penal vigente en España— quien mata «por causas o estímulos tan poderosos que hayan producido arrebato, obcecación u otro estado pasional de entidad semejante» puede alegar esa circunstancia como un atenuante de su responsabilidad criminal.

Правообладателям