Читать книгу ¿Qué queda del padre?. La paternidad en la época hipermoderna онлайн
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La esencia del totalitarismo es, en efecto, la rehabilitación inconsciente del poder loco de un Padre primordial y fanático que se confunde con aquel otro caníbal de una madre que devora a sus propios hijos. Por tanto, si por un lado, en el vínculo totalitario la sombra del Padre cae sobre el sujeto, por el otro, esta caída se da precisamente como movimiento nostálgico de recuperación de una matriz perdida desde siempre. El padre primordial del totalitarismo no es solamente el complemento necesario del padre carente del que Lacan dibuja el retrato, sino que es también la prolongación del vínculo viscosamente incestuoso del sujeto con la Imago materna originaria.
El triunfo del discurso capitalista
Si el ocaso del padre era la imagen que Lacan utilizaba para reconstruir el fondo psicopatológico sobre el que se recortaba la figura omnipotente del padre primigenio del totalitarismo, la de la evaporación del padre es propuesta tras la protesta de 68 para definir el proceso de pérdida de autoridad simbólica que inviste una figura paterna objeto de la crítica antiedípica que empuja a los jóvenes rebeldes contra el sistema patriarcal. La paradoja es que esta crítica coincide con la afirmación del discurso capitalista, que retira los fundamentos que sostendrían cualquier tipo de Ideal, incluido el paterno. El Padre-fundamento, el Padre-garantía, cuyo origen revela una naturaleza profundamente teológico-religiosa, el Padre-Uno, se ha disuelto definitivamente, se ha evaporado. A partir de esta evaporación, Lacan en Francia, al igual que hará poco después Pier Paolo Pasolini en Italia, señala una paradójica convergencia entre el movimiento de la protesta y la afirmación del discurso capitalista.