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Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema.

Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.

Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás tierra santa es. (Éxodo 3:2-5)

Dios mandó a Moisés quitarse sus zapatos, pues se encontraba sobre un terreno santificado por su presencia. Quitarse los zapatos era un medio por el cual Moisés reconocía que él era de la tierra - terrenal. Los pies humanos, a veces llamados “pies de barro” simbolizan nuestra condición de criaturas. Son ellos los que nos conectan a la tierra.

Los serafines no son de la tierra, sus pies no son de barro, y siendo ángeles son espirituales. Sin embargo, son criaturas, y las imágenes de la visión de Isaías sugieren que también se tienen que cubrir los pies reconociendo que son criaturas en la exaltada presencia de Dios.

Es aquí donde encontramos la esencia de la visión de Isaías. El canto de los serafines revela el asombroso mensaje de este texto. “Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos, toda la tierra está llena de su gloria” (Isaías 6:3). Este canto es la repetición de una sola palabra – santo. Esta palabra se canta tres veces seguidas, dándole a la iglesia su más majestuoso himno. Este canto es llamado el trisagión que significa el “tres veces santo.”

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