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Jehová es el nombre de Dios; Adonai es su título. Cuando hablamos de algún presidente mencionamos su nombre y su título. “Presidente” es el título más alto en nuestros países; de igual forma, “Soberano” era el más alto en Israel. El título “Adonai” estaba reservado para Dios. Este fue el título que se le dio a Dios en el Nuevo Testamento. Cuando Cristo es llamado Señor en el nuevo testamento, se le confiere el equivalente Adonai del antiguo testamento. Jesús es llamado el Rey de reyes y Señor de señores, un título reservado sólo para Dios el Padre, el Supremo Soberano de cielo y tierra.

Estos diferentes usos de las palabras “Jehová” y “Adonai” indican el cuidado con que la gente se refería a la naturaleza santa de Dios. En cierta forma, es igual con mi uso de letra mayúscula para referirme a Dios. Puesto que Dios es inefablemente santo, yo no soy capaz de referirme a El como “él,” aunque quizás a algunos de mis lectores les irrite lo que perciben como un uso anticuado de las letras mayúsculas. Para mí es un gesto de respeto y de asombro hacia un Dios santo.

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