Читать книгу La Santidad de Dios онлайн

50 страница из 60

Las cosas en esta lista no son santas en sí mismas. Para llegar a ser santas, primero tuvieron que ser consagradas o santificadas por Dios. Sólo Dios es santo en sí mismo y sólo El puede santificar algo más. Sólo Dios puede con su toque, hacer que lo común se convierta en algo especial, diferente y separado.

Note cómo el Antiguo Testamento considera las cosas que han sido santificadas. Todo lo que es santo posee un carácter peculiar; ha sido separado de un uso común y no puede ser tocado, no puede ser comido, no puede ser usado para asuntos comunes.

¿Dónde entra la pureza en esto? Estamos tan acostumbrados a igualar la santidad con la pureza o con la perfección ética, que en cuanto la palabra santidad aparece, la asociamos con la pureza. Cuando las cosas son hechas santas, cuando son consagradas, ellas son separadas para ser puras y tienen que ser usadas de tal forma. Ellas tienen que reflejar pureza, tanto como simple separación. Pues, la pureza no es excluida de la idea de ser santo, sino que está contenida en dicho concepto. Mas el punto que debemos recordar es que la idea de lo santo no es completa con la mera idea de la pureza. La santidad incluye pureza pero es mucho más que eso. Es pureza y trascendencia. Es por ende una pureza trascendente.

Правообладателям