Читать книгу El secreto de la tierra y los primeros dioses онлайн

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—Gracias —dijo Ana a Seth, mientras la ayudaba a descender de uno de los carruajes.

—Gracias a ti por acompañarme. —El joven subía las escaleras con la chica tomada de su brazo—. Desde que llegué no he podido comunicarme con Miriam. De no ser por ti, habría venido solo, eres una gran amiga.

—Tú también lo eres. —Soltó una coqueta sonrisa—. Acompañaste nuestra caravana durante días y nos protegiste de los saqueadores. Mi padre te ama, para los mercaderes es cada vez más difícil llegar ilesos a estas tierras. Luego de que abandonaras la caravana, pensé que no te vería de nuevo, pero una parte de mí tenía la esperanza de que nos encontráramos.

—Me alegra que sucediera, habría sido muy aburrido viajar solo desde el sur del continente. El camino es largo, pero con la compañía adecuada se hace ameno.

Aquella noche, Seth vestía las prendas que usaban los capitanes en eventos importantes: túnica roja con capucha, mangas largas y anchas, pantalón que dejaba los tobillos a la vista y un paño de tela atado como cinturón. Llevaba el cabello suelto como siempre y portaba su espada en la cintura, cosa que, frente al rey y en eventos, aparte de los guardias solo podían hacer los capitanes, oficiales y suboficiales de Ur. Ana, por su parte, lucía un hermoso vestido azul turquesa con un discreto escote. Su largo cabello negro combinaba muy bien con sus ojos delineados del mismo color, mientras que su piel morena, ojos verdes y hermosa figura atraían la mirada de la mayoría de los hombres presentes.

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