Читать книгу Cetreros I. Profecía онлайн

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El domo alcanzó alrededor de cien metros de altura por doscientos de diámetro mientras el cielo parecía estallar en luz dorada por todas partes. Los animales salvajes empezaron a retroceder lentamente, sin dejar de mirar hacia la dorada semiesfera que crecía imparable frente a ellos. Sentían mucho miedo. Pero entonces, una amable pero firme instrucción de Segreka resonó en sus mentes y los invitó a entrar al domo. Entonces, tranquilizados, obedecieron y cruzaron la translúcida pared, uniéndose a la fabulosa ceremonia.

Segreka, que había mantenido su elevada posición en el árbol, coordinaba la generación y absorción de la energía de geotraxis que ella y sus compañeros aportaban al esfuerzo humano. Había extendido sus alas como si estuviese surcando el aire mientras remolinos de luz giraban hipnóticamente alrededor de ella y de sus compañeros antes de unirse a la creciente estructura en un río imparable de poder que el águila canalizaba con firmeza. En un momento de suprema magia, los ojos de la poderosa ave y de los restantes animales compañeros, se convirtieron en esferas doradas.

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