Читать книгу Cetreros I. Profecía онлайн

87 страница из 104

—¡Carajo! Creo que voy a llegar tarde a ese examen. Solo al necio de Espinoza se le ocurre hacernos un examen adicional a estas alturas. —El muchacho sacudió levemente la cabeza—. Deja ya de hablar solo Edmundo, recuerda que tu madre dice que pareces loco.

Y sí, si era honesto consigo mismo, debía de reconocer que se veía algo extraño cuando abordaba esos a veces largos monólogos. Esto lo llevó a recordar lo ocurrido hacía un rato.

Esa mañana, su madre, una reconocida doctora en un gran hospital del sector público, se había despedido de él con especial cariño, lo cual resultaba un poco inquietante.

—Te quiero, Edmundo Escalante. Nunca lo olvides —le dijo mirándolo fijamente antes de ponerse de puntillas para besarlo en la frente—. Y por favor, cuídate allá fuera —añadió en su tono habitual de advertencia.

El muchacho había asentido con una sonrisa un poco confusa. Su madre siempre había sido muy buena con él y con su hermano menor, dándose de una manera u otra, a pesar de su pesada carga de trabajo, el tiempo para estar al tanto de lo que hacían (o lo que no hacían). Pero tendía a ser distante (seca, dirían algunos) y definitivamente, ese impulso emotivo era raro en ella.

Правообладателям