Читать книгу Cetreros I. Profecía онлайн
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—Seguro alguna nota científica. Mamá insiste en educarme a todas horas —se dijo riendo en un nuevo susurro.
También se dijo que debía de dejar de hablar solo.
Aún sumido en sus pensamientos, pero sin descuidar la vigilancia, comenzó a subir por la empinada calle que lo llevaría de regreso a su casa.
Un leve rechinido de llantas producido por el auto que se había detenido repentinamente junto a él lo sacó de sus reflexiones al tiempo que lo hacía ponerse en guardia. El silencioso motor eléctrico del vehículo producía un agradable ronroneo mientras el conductor bajaba la ventanilla del acompañante, y Mitchell sonrió ampliamente al ver que el conductor era su antiguo profesor de ciencias, que lo saludó con la acostumbrada sonrisa que acompañaba a su imitación de un saludo militar.
Aspiró aire profundamente para luego acercarse a la ventanilla. El profesor era un bonachón hombre de bigote gris, reluciente calva y lentes de montura dorada que le sonrió con igual calidez.
—Buenos días, Mitchell —exclamó con su potente voz de conferencista—. ¿Cómo va la cacería? Ahora que estás de vacaciones, el índice de chicas afectadas se va a incrementar notablemente, no lo dudo. Un comando maternal debería vigilarte de manera constante —añadió con fingida seriedad.